Una característica intrínseca y muy propia de los pueblos sudamericanos, es que su devoción por la fe y la imagen del catolicismo, no tiene parangón con la de ninguna otra bonanza espiritual en otra parte del mundo. Dicho de manera mas simple, su forma de demostrar la fe, a menudo, sobrepasa y está por encima de la de cualquier otra nación en el sentido de que para los pueblos de Sudamérica, muchas veces, rendir tributo a Dios, es mucho mas importante que los problemas por los que sus países puedan estar atravesando.
En este sentido, es habitual que cada ciudad tenga su propia imagen o «Patrón» a la cual transmitir sus deseos y sus esperanzas. En este caso, el adjetivo calificativo apropiado sería el de «Patrona», ya que el puesto le corresponde al de una Virgen, y en este caso, viene a ser la Virgen de La Chiquinquirá, apodada cariñosamente por los habitantes de Maracaibo, en Venezuela, como La Chinita.
Si bien la oración va enfocada hacia la ciudad costera y petrolera de Maracaibo en Venezuela, se puede adaptar fácilmente a cualquier urbe o poblado del que se necesite el favor de esta bondadosa figura religiosa.
Chinita de Maracaibo, bondadosa y piadosa Madre nuestra. Virgen de Chiquinquirá, te bendecimos, te alabamos, te imploramos, acogemos bajo tu manto, así como acogiste a Jesús cuando era niño en tu dulce regazo, acogemos a nosotros y ten piedad y misericordia, míranos con dulzura y ayúdanos a librarnos de los males que atormentan nuestra alma, ayúdame y socórreme en este momento Madre te ruego cubre con tu manto y librarme de mis enemigos.
Madre amada Virgen de Chiquinquirá, tuyo es mi corazón, tuyo es mi ser, en tus manos me entrego Reina mía, acobíjame y guárdame, que solo la tu luz y amor me envuelvan y protege también a todo los desamparados y se su guía para que si se encuentran perdidos retomen el camino de la salvación.