Nuestra fe por Dios es la que nos permite avanzar y movernos por continuar recorriendo el largo camino de la vida. Por que para lograr agradar a Dios y que este imbuya nuestros cuerpos con su divina voluntad es necesario demostrar una fuerte por no decir férrea fe, pues así agradamos al Señor.
Esta fe es la que nos permite movernos para buscar alcanzar a Dios y poder obtener sus bendiciones. Por esta razón es la importancia de alimentar nuestra fe y devoción hacia el Señor mediante la oración.
Con la oración de hoy reflexionamos y meditamos acerca de nuestra fe hacia Dios.
Oración de Reflexión
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiese infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Amén