Hablar con Dios y comunicarle nuestras inquietudes, preocupaciones y deseos, es una buena manera de mantener nuestra fe en él y, calmar nuestros miedos y ansiedades. Para ello, debemos volcar todos nuestros sentimientos, despojándonos de prejuicios y estereotipos sociales. Aunque, para comunicarnos con nuestro Dios, no necesitamos un guión para seguir, si podemos clamarle a través de la siguiente oración. Solo recuerda, hacerlo con mucha fe y devoción:
Dios Padre Celestial, tú que creaste el Universo e hiciste posible la vida en nuestro Planeta. Hoy te doy gracias por ello, por mi vida y la de los míos; por la salud y las bendiciones que a diario esparces sobre todos nosotros. Así como reconozco tu divina presencia y alabo con todo mi ser, tu infinita misericordia y amor a tus hijos; también, soy capaz de reconocer mis pecados y errores, que no son agradables a ti.
Es por eso, que aquí me encuentro delante de ti, para pedirte perdón por mis pecados, de obra, palabra y omisión. Asimismo, pido perdones los pecados del mundo y de todos lo que, por alguna razón, han caído en la tentación del mal y de aquel que derrotaste y aventaste de las puertas del Cielo.
Pero como tu corazón es inmenso, oh Padre Misericordioso, pongo mi vida en tus manos y confío en que tu amable protección, guía y amor incondicional; serán las herramientas que llevarán mi ser, al cumplimiento del Plan Perfecto que has diseñado para mí. Por eso, hoy te pido me hagas gozar de todos tus planes y oportunidades; que otorgues a mi vida y a la de los míos, la sabiduría que nos hará el día del juicio final, poder llegar a descansar en tus brazos. Por último, invoco tu bendita presencia, para que calmes los malos del mundo; para que des auxilio al que lo necesita y paz al atormentado. Te lo pido por los méritos, de tu increíble e infinita Misericordia.
Amén.