Plegaria Del Huérfano Pobre A Dios

    Aunque sea difícil hablar de ello es necesario aceptarlo, la ausencia de los padres trae consigo consecuencias fuertes en los niños y por consiguiente en la sociedad.Los niños huérfanos que han logrado salir adelante son merecedores de elogios pues durante muchos años tuvieron una gran carga encima de sus hombres, la de vivir sin el cuidado de los padres.De igual forma, aquellos niños sin padres que aún continúan luchando también recibir respeto, pues todos son almas preciosas y tienen un destino con Dios, por ello te presentamos esta oración para que recemos para que esos niños puedan alguna vez encontrar amor y alegría.

    Oración de Liberación

    ¡Dios de los humildes, Dios de los que sufren;

    de los que no tienen ni casa ni pan!

    Si no sé de memoria tus rezos,

    ¿te puedo rezar?

    Por mí no he de pedir: ¡poco me importa

    pasar la noche sin bocado alguno

    y abrir mañana mis cansados ojos

    sin saber dónde está mi desayuno!

    Tú bien sabes que nunca te recé

    como hoy te rezo . . .

    Ni cuando estaba enfermo; ni la noche

    que se llevaron a mi padre preso . . .

    Ni aquel día tan triste en que los Reyes

    de mi cuarto de pobre se olvidaron,

    y en mi cajita, al pie de la ventana,

    ni el trompo ni la flauta me dejaron.

    No te ruego por mí . . .Ruego por ella,

    Tú la conoces . . .Con febril anhelo,

    pidiendo pan y abrigo te rezaba,

    y fijas sus pupilas en el cielo

    de lágrimas su rostro se mojaba.

    ¡Cuántas veces te habló! y ¡cuántas noches,

    apretado su pecho junto al mío,

    nos olvidamos, al llorar, del hambre,

    nos olvidamos, al rezar, del frío!

    Y, ¡cuántas veces en la cama pobre,

    solos y tristes y sin pan los dos,

    le pregunté:- Dí, madre, ¿con quien hablas?

    y ella me dijo:- Duerme . . . Hablo con Dios!

    Ya Tú sabes quien es . . .Por ella pido.

    Por la madre amorosa que no olvido.

    Se la llevaron una tarde . . . Dicen

    que estaba muy enferma y que moría.

    La cargaron dos hombres . . . Esa tarde

    el cuarto se quedó sin alegría.

    Después, al hospital. Una enfermera

    me dejaba pasar todas las noches.

    Una mañana, al despertar, me dijo:

    -Tu mamá se va al cielo . . .En aquel coche

    se la van a llevar al cementerio. . .

    Dios, por ser Buena, la mandó a buscar . . .

    Y la enfermera, y aquel hombre serio

    del coche, se pusieron a llorar . . .

    Por ella estoy rezando. Sé, Dios mío,

    que a Tu lado no hay hambre,

    que a Tu lado no hay frío,

    que mi madre es feliz . . .

    Pero si ella supiera que yo sufro,

    que yo no tengo pan,

    entonces Te sería imposible

    poderla consolar.

    Mi madre me decía

    que no sabes mentir . . .

    Pero si te pregunta,

    no le digas que sufro,

    ¡engáñala, Dios mío:

    dile que soy feliz!

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