Oración de Guía
Señor mío, dueño de todo lo que existe:
Vengo ante ti con muchas dudas en mi cabeza, con un torbellino de ideas confusas que cada vez más me alejan más de la verdad de tu existencia. Vengo ante ti como alguien que, confundido por todo lo que ofrece este engañoso mundo, está perdiendo el rumbo que me conduce a tu causa.
Vengo ante ti por esa alerta, por esa alarma que se ha encendido en mí al empezar a cuestionarme sobre lo grande que eres, sobre lo bueno y noble que has sido con todos desde el principio de los tiempos, y yo sin embargo, aquí me encuentro vacilante. Vengo ante ti para que me ayudes a encender mi vela interna, y me ayudes a volver a creer en ti.
He tenido el cinismo y el descaro de empezar a dudar de que tu existencia, y eso es algo muy peligroso, porque si así pensase no tendría motivos de esperanza. Por favor mi Dios, vuelve a posarte en mi pecho, muy en lo profundo de mi corazón y mi mente, y hazme saber que sin muestras aparentes tú siempre has estado ahí para todos nosotros; sólo que en alguna parte del camino me he separado de tu sendero y empecé a olvidarlo todo… Ayúdame a no volver a hacerlo, quiero seguir en tu camino.
Permíteme volver a ti como alguien libre, sonriente, que no necesita de muestras claras y precisas para saber que tú siempre me acompañarás; y hazme testimonio viviente que sólo contigo podemos encontrar la grandeza, lograr lo inimaginable, si tan sólo nuestra fe se acrecentara una pizca, un gramo tal vez, así podríamos lograr todo lo que parece imposible.
Todo sea por volver a tenerte en mi vida mi Señor… Amén.