Oración para San Felipe Neri
Oh dulce San Felipe, que glorificaste a Dios y te
perfeccionaste, siempre con tu corazón puesto
en Él, y tuviste una gran caridad por todos los
hombres ahora vienes del cielo en mi ayuda.
Ves que yo sufro bajo el peso de muchas miserias,
y vivo en una continua lucha de pensamientos, de
deseos, de cariños y de pasiones, que me querrían
alejar de Dios.
¿Y sin Dios qué haría yo?
Sería un esclavo que colmado de miseria ignora la
misma esclavitud. Pronto el enojo, el orgullo, el
egoísmo, la impureza y ciento de otras pasiones
devorarían mi alma.
Pero yo quiero vivir con Dios; por eso invoco
humildemente y confiadamente tu ayuda.
Intercede para que obtenga el regalo de la santa
caridad; haz que el Espíritu Santo, el que te inflamó
milagrosamente, descienda con sus regalos en mi alma.
Consígueme que yo pueda, aunque sea débilmente,
imitarte.
Qué yo viva en el continuo deseo de salvar almas para
Dios; qué yo las conduzca a él, siempre imitando tu
dulce mansedumbre.
Que pueda ser casto de pensamientos, de deseos y de
cariños, como fuiste tú.
Concédeme aquella santa alegría de espíritu que procede
de la paz del corazón y de la plena resignación a la voluntad
a la voluntad de Dios.
Alrededor de ti exhaló un aire benéfico, que sanó a las
almas enfermas, tranquilizó a las temerosas, aseguró las
tímidas, confortó a las afligidas.
Tú has rezado por los que te maldecían; por los que te
perseguían; conversaste con los justos para perfeccionarlos,
y con los pecadores para reconducirlos a la conciencia.
¿Pero por qué no he sido capaz de imitarte?
¡Cuánto lo desearía!
¡Me parecería tan santificante hacerlo!
Ruega por mí pobre alma, para que yo pueda realmente
imitarte en la vocación a la que he sido llamado, que siempre
sea apóstol de Cristo. Favoreciendo a las almas que me ha
puesto en el camino, para convertirlas a ÉL.
Si tuviera el corazón lleno de Dios, llevaría tu apostolado que
es el mismo que el de Jesús, a mi familia, a mi trabajo, a la
iglesia a los hospitales, con los enfermos y también con los
sanos, a los ricos y a los pobres. A todos los que necesiten
de la simplicidad del amor de Dios.
Te lo pido por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.