Himno oficio ordinario: laudes a Dios

    Uno de los mayores placeres de los hijos de Dios, es alabarlo en todo su esplendor, admirar su grandeza, exaltarnos con la majestuosidad de su obra en la cual vivimos día a día, por ello en esta ocasión queremos compartir contigo una oración elaborada por Francisco de Asís, quien fue un hombre que a pasear de no ser un teólogo es universalmente reconocido por la iglesia gracias a su pasión y devoción por el Señor, cuya lealtad se ve plasmada en esta oración, la cual debe ser un ejemplo para todos los hijos de Dios, como si se tratase de un himno.

    Oración para Dios

    Como se abrió la mañana
    en esplendores del día,
    hoy crece en mí la alegría
    para alabar al Señor.

    Loado, Señor, tú seas
    por el sol y por la vida.
    Loado, tú, sin medida;
    es mi tributo de amor.

    Loado, Señor, tú seas
    en el agua y en las rosas,
    ¡Dios mío y todas mis cosas!
    Loado siempre, Señor.

    Y con Francisco te alabo
    hoy con toda criatura.
    Que todas de tu hermosura
    son pregoneras y honor.

    Al Dios que es Trino y es Uno
    den alabanza infinita,
    que en todo ser está escrita
    la grandeza de su amor. Amén.

    Vísperas

    La perfecta alegría
    sólo está en el amor,
    en un amor capaz de dar la vida.

    No la dan las riquezas,
    si no es una, Señor:
    la de tu amor como única moneda.

    No la dan los placeres,
    y sí la da el sabor
    de recibir de ti mieles y hieles.

    Ni la da, no, el orgullo,
    sino el ser servidor
    de todos y por ti, por darte gusto.

    La da la paradoja
    de abrazarse al dolor
    como tú a tu cruz de sangre y mofa.

    La perfecta alegría
    se logra en el amor,
    en ese amor capaz de dar la vida.

    Perfecta como tú, genuina joya,
    dánosla ya, Señor,
    como una gracia que será tu gloria.

    Amén.

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