Oración de Gracias
Señor mío, causante de la sonrisa en mi rostro:
Me lleno de ti, de todo lo bueno y bello que me ofreces. Me empapo de todas las bondades que me ofreces y de todo lo hermoso que me sucede. Son tantas cosas lindas, bellas y buenas que siento dentro que no alcanzaría una vida entera para poder agradecerte.
Sin embargo, aquí me encuentro, intentando agradecerte todo lo bueno que ha sucedido en mi vida. Y si bien hay cosas que tal vez no me gusten, lo cierto es que las veo como una oportunidad que me das para encontrar y destacar lo bueno y bello que me presentas.
He de agradecerte por los incontrolables latidos de mi corazón, por esa alegría (a veces desconocida) que siento por dentro, que arde y que quema, pero que me inunda de modo que pueda verse reflejado en todo lo que digo, en todo lo que hago… y así contagiar felicidad a quien se encuentra cerca mío.
He de agradecerte por permitirme estar siempre de pie, con mi corazón latiendo, mis pulmones respirando, mis ojos viendo, mis oídos escuchando, mi voz hablando, y mi existencia toda alabándote…
Quiero ser, en la medida de lo posible, testimonio tuyo, de dicha y felicidad. Quiero seguir sintiendo estas ansias de agradecerte por todo lo que me das, incluso cuando tenga que pasar por las peores situaciones imaginables, porque estamos aquí para aprender de lo bueno y de lo malo: ¿Cómo de aburrida sería la vida si tan sólo viviésemos momentos felices, sin problemas que templen nuestro carácter, que prueben nuestra fortaleza y nuestra capacidad de salir de situaciones difíciles?
Hoy aquí me encuentro, alegre y en felicidad permanente, porque sé que cualquier acontecimiento encierra un conocimiento valioso, una enseñanza inigualable, un aprendizaje y experiencia irreemplazable que no debo dejar de aprovechar y que más bien que debo seguir buscándolo, siempre estando alerta a todo lo bueno o malo que pueda acontecer más adelante, para tener la capacidad de discernir todo y quedarme sólo con aquello que vale la pena.
Permite Padre mío que este gozo no termine nunca y así poder seguir llevando mis días, hasta que sea el momento de tener la mayor de todas las alegrías: prepararme para el encuentro contigo en el más allá.
Todo se haga siempre bajo tu voluntad mi Dios… AMÉN.