Dios al ser todo lo que nos rodea podemos encontrarlo en la naturaleza, pues ella es parte de su creación y por ende una extensión de Él.
En respecto a la naturaleza hay una planta común pero no por ello menos importante la cual tiene un significado especial, esa es la hiedra, esta es una planta muy bella, la cual guarda entre sus ramas y bellas hojas mucha energía espiritual.
Gracias a sus ramas y enormes hojas que le permiten camuflajearse se esconde mundo maravilloso de pequeños animales del bosque, tal cual como los humanos nos resguardamos ante el peligro en Dios.
Oración para Dios
Por el dolor creyente que brota del pecado.
Por haberte querido de todo corazón.
Por haberte, Dios mío, tantas veces negado;
tantas veces pedido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido; por haberte encontrado.
Porque es como un desierto nevado mi oración.
¡Porque es como la hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión!
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies;
¡porque es como la rama donde la savia nace,
mi corazón, Dios mío, sueña que Tú lo ves!
NO TEMAS SI HOY RUGE VIENTO A DIOS
No temas si hoy ruge viento huracanado:
Dios está a tu lado.
Goce el don del sueño tu noche tranquila:
Dios por ti vigila.
No temas si hoy bogas a un país remoto:
Dios es tu piloto.
Si turba te hostiga blasfema y burlona
Dios no te abandona
Y aunque te dejaron sin pan y sin techo
Dios está en tu pecho.
Y el día que cruces la incierta frontera
Dios padre te espera.
No temas lo súbito del mazazo duro:
Dios será tu escudo
HIMNO DE OTOÑO A DIOS
Conocerás tu fuerza cuando estés cansado;
y tu valor, cuando sientas miedo;
y si alguna vez no te sientes amado,
sólo entonces sabrás si hay amor en tu pecho.
Conocerás la esperanza en el día terrible
en que todas las puertas parezcan cerradas;
y tu fe será pura frente a lo imposible
cuando Noche y Desierto se vuelvan tu casa.
Conocerás la victoria: ten sólo confianza;
y dirás que fue digna de todo tu esfuerzo;
pero no se te olvide que cada batalla
es sólo otro paso en el largo sendero.
Conocerás que la tierra que fue prometida,
y el cielo, ya nuevo, que aguardan tus ojos
te aguardan también, en dulce sonrisa,
de Aquel que al donarse te lo ha dado todo.
Amén.