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Los frutos del espíritu son dones o regalos que Dios les da a sus creyentes a través del Espíritu Santo. En Mateo 12:33 dice “Por sus frutos os conocerán” Esto hace referencia de que los creyentes son semejantes a arboles, los cuales deben dar frutos una vez que son convertidos por el Todopoderoso.
Estos arboles que representan los creyentes, a lo largo de su vida deben dar frutos, los cuales no deben ser amargos, o negativos. Por el contrario son dulces y agradables a la vista
Los 12 frutos del Espíritu Santo
Los frutos del espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad (Gálatas 5:22-23)
Caridad o amor
El amor y la caridad son dos frutos que solo pueden venir dados pro Dios. Si un verdadero creyente actúa conforme al amor y la caridad, este estará demostrando al mundo, el gran amor que siente por Dios. Además, de dar un testimonio vivo de la transformación que ha tenido en su vida
Gozo o alegría
Todo creyente debe tener un gozo constante, y una alegría que debe emanar en consecuencia del amor de Dios. Todo creyente tiene que reflejar el amor de Dios a través de su alegría. La cual no se ve menguada ni disminuida en los momentos de crisis, por el contrario debe ser una lámpara de luz en medio de las dificultades.
Cuando el creyente esta en una verdadera comunión con el Señor, todos sus actos reflejan alegría y esta se mantiene viva como una llama que no se apaga.
Paz
Este fruto es la refinación de la alegría, ya que, la paz esta se encarga de darle al alma esa seguridad de que Dios esta al control de todo. La paz permite que el creyente siempre actúe de manera calmada y serena. La paz es el inevitable resultado de una profunda alegría que solo Dios puede sembrar en el corazón del creyente
Paciencia
La paciencia es un fruto que ayuda a superar la tristeza, el sufrimiento e impide la queja. Un verdadero creyente debe ser paciente, así como lo fue Jesús durante su ministerio terrenal y su muerte en el Calvario. Sobre todo debe tener paciencia cuando se enfrenta al enemigo, ya que, son fuerzas invisibles que no puede combatir con sin la ayuda del Todopoderoso. La paciencia es un fruto que hace que los creyentes se sepan controlar ante las adversidades.
Longanimidad
Este fruto es la fuerza y el coraje que ejerce el creyente cuando las dificultades lo sobrepasan. Se trata de saber esperar y confiar ciegamente en la justicia y la providencia de Dios, en los momentos donde el enemigo parece vencer. La longanimidad le permite a los creyentes mantenerse constantes y perseverantes antes las adversidades.
Benignidad
La benignidad es estar siempre prestos a ser amables, compasivos y compresivos con las personas. Este fruto le permite al creyente ser gentil y ayudar al otro, siempre con dulzura y amabilidad. La benignidad es uno de los frutos que más demuestra la presencia de Dios en la vida del creyente, ya que, es un fruto de servicio y abnegación por el prójimo.
Bondad
La bondad es un don que solo viene dado cuando se es benigno. Este fruto enfatiza más la ayuda a las personas que más lo necesitan, siendo esta, una ayuda desinteresada, sin malicia, y sin señalamientos. El creyente debe intentar ser tan bondadoso como lo fue el Señor Jesucristo durante su ministerio en la tierra.
Mansedumbre
La mansedumbre es uno de los frutos que hace que el creyente se parezca más a Jesús, ya que, se trata de ser manso, y humilde de corazón. Este fruto se opone a la venganza, las palabras de odio, y el rencor. El creyente esta llamado a hacerle frente a personas mal intencionadas, con palabras suaves y apacibles.
Fidelidad
La fidelidad es el fruto que hace que el creyente no se avergüence de su fe, y que a la vez la haga publica. Este fruto le da el valor y la entereza para enfrentarse a aquellos que se burlan de él. La fidelidad le da al creyente esa fortaleza de que cree en un Dios vivo, y que su palabra es vida
Modestia
Este fruto ayuda al creyente a comportarse, hablar y vestirse de una manera que agrade a Dios. Desviándose de aquellas cosas del mundo que llegan a ser vulgares, indecorosas y que desagradan al Creador. La modestia ayuda al creyente a ser una persona cuidadosa con su cuerpo y a la vez discreta. Además, este fruto hace que el creyente tome consciencia de que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, y por ende, debe cuidarlo y respetarlo.
Continencia
Este fruto ayuda al creyente a contenerse de todas aquellas cosas que son dañinas para su salud y bienestar físico. Se refiere a la abstinencia de bebidas, comidas y los placeres carnales, los cuales mal vistos por el Padre Celestial. La continencia se encarga de mantener el orden y la pureza interna del creyente.
Castidad
La castidad es uno de los mayores frutos del espíritu, ya que, el creyente a logrado vencer sobre la tentación de la carne. Quien posee este fruto es una persona casta y cuidadosa con su cuerpo. El creyente que practica la castidad en su soltería o en la vida de casado, experimenta una profunda intimidad con Dios. Este fruto demuestra un corazón limpio y una felicidad genuina