Vuestra soy, para Vos nací

    Nuestra fe nos enseña que debemos vivir nuestra vida como un obsequio para Jesucristo, servirle fielmente con todo nuestro corazón y buena conciencia, para lograr dicho cometido es necesario comprometernos mediante la oración. Tomando en cuenta esto no existe una mejor oración que la que te presentamos a continuación pues mediante sus palabras demostramos ante los ojos de dios nuestro compromiso  para realizar cualquier encomienda que su voluntad disponga, prestar el servicio donde sea que se necesitetal como lo hizo la Santa Teresa, además de continuar inspirándonos bajo su grandiosa voluntad de ofrecimiento ante toda situación sin medir los riesgos pues sabemos que la Virgen vela por nosotros.

    Oracion para la Virgen

    Vuestra soy, para Vos nací:
    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Soberana Majestad, eterna Sabiduría,
    Bondad buena al alma mía;
    Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
    La gran vileza mirad,
    que hoy os canta amor así:
    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Vuestra soy, pues me criastes,
    vuestra, pues me redimistes,
    vuestra, pues que me sufristes,
    vuestra, pues que me llamastes.
    Vuestra, porque me esperastes,
    vuestra, pues no me perdí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    ¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
    que haga tan vil criado?
    ¿Cuál oficio le habéis dado
    a este esclavo pecador?
    Veisme aquí, mi dulce amor,
    amor dulce, veisme aquí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Veis aquí mi corazón,
    yo le pongo en vuestra palma:
    mi cuerpo, mi vida y alma,
    mis entrañas y afición.
    Dulce Esposo y Redención
    pues por vuestra me ofrecí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Dadme muerte, dadme vida;
    dad salud o enfermedad,
    honra o deshonra me dad;
    dadme guerra o paz crecida,
    flaqueza o fuerza cumplida,
    que a todo digo que sí.

    ¿Qué queréis hacer de mí?
    Dadme riqueza o pobreza,
    dad consuelo o desconsuelo,
    dadme alegría o tristeza,
    dadme infierno o dadme cielo,
    vida dulce, sol sin velo:
    pues del todo me rendí,

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Si queréis, dadme oración;
    si no, dadme sequedad,
    si abundancia y devoción,
    y si no esterilidad.
    Soberana Majestad,
    sólo hallo paz aquí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Dadme, pues, sabiduría,
    o, por amor, ignorancia;
    dadme años de abundancia,
    o de hambre y carestía.
    Dad tiniebla o claro día,
    revolvedme aquí y allí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Si queréis que esté holgando
    quiero por amor holgar;
    si me mandáis trabajar,
    morir quiero trabajando:
    decid dónde, cómo y cuándo,
    decid dulce Amor, decid:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Dadme Calvario o Tabor,
    desierto o tierra abundosa;
    sea Job en el dolor,
    o Juan que al pecho reposa;
    sea viña fructuosa,
    o estéril, si cumple así:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Sea José puesto en cadena,
    o de Egipto adelantado,
    o David sufriendo pena,
    o ya David encumbrado.
    Sea Jonás anegado,
    o libertado de allí:

    ¿Qué mandáis hacer de mí?
    Haga fruto o no lo haga,
    esté callando o hablando,
    muéstrame la ley mi llaga,
    goce de Evangelio blando;
    esté penando o gozando,
    sólo Vos en mí vivid.

    ¿Qué mandáis hacer de mi?
    Vuestra soy, para Vos nací:
    ¿Qué mandáis hacer de mí?

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