La calma que brinda Dios a nuestras vidas supera cualquier pensamiento que pueda albergar nuestros corazones. Pues dicha calma, tranquilidad proveniente de Él, nadie puede obtenerla por sí mismo. Por esta razón debemos orarle para que nos brinde con ella.
Esta serenidad es imponente ante toda inquietud y temor, las cuales se originan por una visión limitada o errada que tenemos de las cosas. De hecho, aun cuando no llegamos a observar la salida a nuestros problemas, esta calma de Dios nos ofrece paz, pues otorga una plena confianza en las promesas escritas dentro de la biblia de que nuestras dificultades desaparecerán.
Oración de Paz
Déjame sentir la honda paz presente en
cada experiencia, la armonía de vivir.
Dame calma, Señor, de manera que pueda
entrar en la honda paz dentro de mi corazón.
Dame paz de manera que vea la bendición
escondida en todas las cosas.
Guárdame de palabras ociosas y vanas
fantasías. Calma la carrera de mi mente para
que mis pensamientos tengan la claridad y
movimiento fácil del fresco aire que respiro.
Busco la serenidad de un lago tranquilo, la
fuerza de un roble, el inmutable, sólido poder
de las montañas.
Dame calma, Señor, para que pueda emplear
tiempo en gozar la paz, en la belleza que has
creado a mi alrededor. Necesito tiempo para
pensar, tiempo para considerar soluciones a
problemas; tiempo para conformar mi interno
ser y mi vida en amor y divino orden.
Dame calma, Señor, es mi oración, y mientras
oro, siento que me aquieta tu presencia, siento
la suavidad de tu mano en la mía, estoy tranquila,
estoy quieta, estoy en paz.
Gracias Padre, que me oíste.
Amén